Memorias del  gasómetro (un breve relato del emblematico Wembley porteño)!!

Memorias del  gasómetro (un breve relato del emblematico Wembley porteño)!!

27 febrero, 2022 1 Por casla historia

Memorias del  gasómetro (un breve relato del emblematico Wembley porteño)

 

Por Alberto Zuliani (vueltista)

 

Soy de la zona sur de la Barriada  de Boedo allí nací  y empecé a definir mi identidad ubicado cerca del camino de Gowland hoy  avenida Boedo que conectaba con la hoy llamada avenida Sáenz se lo conocía como  el camino de los huesos hacia  el barrio de Pompeya  llegando  al  sur de la provincia camino recorrido por  carretas que iban y retornaban a los saladeros luego frigoríficos de las márgenes del riachuelo en tiempos de la colonia.

Ya entrado el siglo veinte en mis épocas mozas era un solar grande y silvestre con árboles y pájaros que dormían en las copas, luego pase a tener dueño  una familia de la zona bajo la tutela de un colegio el María Auxiliadora, en mi suelo crecía la hierba y se respiraba aire de Boedo fabrica y trabajo, allí junto a mi expansión se hallaba un noria símbolo de una vida laboriosa  la cual extraía agua desde mis profundidades.

 

Con la influencia  de los ingleses en muchos  barrios llego el futbol, muchos criollos purretes en mis cercanías y barrios lindantes afloraban al sabor del nuevo deporte del balón pie  pasión de multitudes. Llegaron a mis oídos los nombres de muchos equipos corajudos en las cercanías  que se enfrentaban en desafíos futboleros, en Pompeya el verde esperanza y por Almagro cerca de mi residencia Los Forzosos, porque había que romperse para ganarles, casualidades del destino aquellos dos equipos se convertirían en grandes  rivales y hoy  son el clásico de barrio más porteño.

Por esos años apareció por Almagro un cura llamado Lorenzo que comenzó a llegar con su tarea   salesiana fuera de las puertas de su oratorio confluyendo con los trabajadores y la gente del barrio, se cruzó con Los Forzosos que continuaban ganando desafíos y de allí comenzó a gestarse  el nacimiento del club atlético San Lorenzo de Almagro. Es allí donde se cruza mi  historia con el cura y los  muchachos de camisa azulgrana.

Buscando un lugar donde tener su lugar los muchachos llegaron hasta  avenida la plata  donde me encontraba alquilaron mis tierras y comenzaron el camino hacia la cima , fue una transformación muy rápida mirándolo hoy  con el paso del tiempo mi geografía se vio invadida de gente trabajando llevando carretillas de un lugar a otro  hasta que mi suelo estuvo parejo , de la quietud de los días y  las noches pase a ser tener en  compañía a todos esos muchachos que anhelaban ser los ases del balón pie y ser un club campeón.

De mi anterior vida cuasi silvestre pase a convivir con personas todos los días y junto a mi compartí el espacio con aquellos tablones de madera testigos de muchedumbres en los buenos tiempos de jornadas futbol y festejos en la vieja avenida.

Fui creciendo y tomando notoriedad en el barrio en mi espacio  se realizaban muchas actividades sociales culturales  y en lo deportivo el club crecía año tras año, un día periodista me bautizo para los tiempos  con el nombre de gasómetro por mi fachada similar a esos complejos desde la distancia.

 Así se forjo  mi nueva identidad una convivencia con mis nuevos aliados los tablones y los simpatizantes  que transitaban todos los días por el club por muchos años, festejos de títulos grandes deportistas carnavales y eventos sociales para toda la comunidad anidaron en mis entrañas imborrables recuerdos de un san Lorenzo que era un ciclón en todo sentido como se escuchara en el aliento de la hinchada todos los domingos.

 Pero llego un tiempo no sé qué ocurrió   entre ciernes puertas adentro el rumor que abandonarían todo lo que yo les había dado por otro lugar más alejado para levantar otro estadio, la gente siguió firme alentado los colores aunque con un dejo de incertidumbre sobre el futuro de los gauchos de boedo, los que tomaban decisiones ya me habían sentenciado al olvido.

Sin saberlo con tantos  años de servicio al club como si fuera un empelado mas no importo  la gloria y grandeza adquirida por San Lorenzo me jubilaron y pase al retiro, mis compañeros los tablones se fueron llendo a otros estadios a resistir el paso del tiempo pero yo firme donde siempre me quede allí en silencio y desolado, no por mucho un día llego el hombre con  palas y grúas  comenzó la obra profanaron  mis entrañas sobre mi corazón  y mi pecho pusieron un capa de concreto ocultándome , asfixiándome todos ese gritos de gol que aún  se escuchaban  en el viento,    encima de mi inauguraron una tienda de mercado.

No pude defenderme ni los antiguos dueños con la camiseta azulgrana pudieron impedir  que eso pasara,  Me pusieron un nombre extraño foráneo volvieron a transitar sobre mi muchas personas pero con otro perfil eran los consumidores de la tienda  todo ajeno a como no era el tiempo en que las familias o los amigos llegaban con alegría a mi puerta era otra sensación más fría e impersonal, sin embargo el barrio seguía allí igual que siempre.

Casi llegando al nuevo milenio y en mi servicio desde  la hora que habrían mis puertas hasta que las cerraban con el ultimo comprador, supe  que aquellos muchachos de San Lorenzo luego de peregrinar muchos años sin un lugar propio habían levantado un nuevo estadio al que lo llamaron nuevo gasómetro un pariente no muy lejano en el bajo flores en el sur de la ciudad. Mis esperanzas de volver a ser el gasómetro se esfumaban para siempre.

Pero  como esa vida que nace todos los días con el sol ,esa esperanza que nunca se pierde en el nuevo milenio surgió  un grupo de aquellos simpatizantes que vieron aquellos años de gloria y otros que no lo vivieron  y se sumaron también unidos   empezaron a transitar por mis alrededores buscando algo al principio no sabía que pero ese puñado fue creciendo y en mis alrededores comenzaron a pedir por mi regreso organizando lo que llamaron la vuelta a Boedo, hombres de pie que a contramano de los que tomaron decisiones en el pasado y los del presente,  trabajaron incansablemente para recuperar su lugar y devolverme esa identidad que se ocultaba  bajo mi fachada de concreto.

Y era yo el que ahora los alentaba en cada manifestación para que sean más y sigan luchando y así en poco tiempo lo consiguieron generaciones de cuervos festejaron que esa utopía se convertía en realidad viejitos que lloraron frente a mis rejas ante la ilusión de volver a entrar con hijos y nietos  al gasómetro de avenida la plata todos juntos.

Hoy volví a manos de aquellos dueños que me bridaron el calor y el sentimiento más querido en mis instalaciones, yo los estoy esperando a todos para ser de otra vez libre y respirar esos aires de mi barrio que nunca olvide tardes de domingo guardadas en lo profundo de mi ser.

Quizá el nuevo comienzo  esta aun demorado y no es justo para todos aquellos que sueñan con pisar de nuevo la que llaman tierra santa, esta vez  espero que quienes hoy conducen los destinos de San Lorenzo miren un poco hacia mí y  pongan manos a la obra para levantarme como el gasómetro una vez más, no tengo dudas que multitudes de simpatizantes están esperando ese momento para ayudar en todo lo necesario para que vuelva a ser la casa de todos los san lorencistas.

Al presente tengo una tarea mas humanitaria a la de aquella tienda, brindo  servicio a la comunidad siendo un vacunatorio en estos años difíciles para el mundo que atraviesa una pandemia.

Como parte de la  naturaleza la sabiduría a través de los años me da la paciencia para aguardar ese momento ese día en que descubran mi esencia nuevamente recibir al sol todos los días y a todos los cuervos para siempre. Doy testimonio de lo vivido y lo que queda por vivir mi nombre es el gasómetro de la avenida  la plata y soy de Boedo.

Alberto Zuliani